Hoy leí el comentario del evangelio y me encantó, por lo que lo quise copiar, ya que poder hacer oración lleva tiempo, Dios nos va dando la gracia que necesitamos para poder hacerla, de a poco, siempre con el corazón dispuesto, atento, sin prisa...
Yo creo que la gracia se puede pedir, yo en lo personal, siempre le pido a Dios que me dé las gracias que necesito para poder seguirlo, para poder hacer la oración...
Dios es su infinita generosidad ve con amor nuestras muestras de generosidad y que mejor manera de ser generoso que darle tiempo, para escucharlo, para contarle nuestras cosas .....
Seamos como niños conversando con nuestro PadreLeer el comentario del Evangelio por :
San Silvano (1866-1938),
monje ortodoxo Escritos espirituales
“Cuando él vendrá, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la verdad plena”
Si quieres orar en tu corazón y no te sientes capaz, conténtate con decir la oración con los labios, y procura tener tu espíritu atento a lo que dices. Poco a poco el Señor te dará la gracia de la oración interior, y sabrás orar sin distraerte. No busques llegar a la oración del corazón a través de medios técnicos; con ellos dañarás tu corazón, y al final, no harás más que orar con los labios. Reconoce cómo has de ordenar tu vida espiritual: Dios concede sus dones al alma humilde y sincera. Sé obediente, conserva en todo la medida adecuada, en la comida, en las palabras, en todo lo que emprendas. Entonces será el mismo Señor quien te dará la gracia de la oración interior…
El silencio espiritual nace del deseo de cumplir el mandato de Cristo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas” (Mc 12,33). Este silencio viene suscitado por la búsqueda del Dios viviente por aquel que quiere liberarse de las tentaciones de este mundo para encontrar al Señor en la plenitud del amor, para vivir en su presencia por la oración pura. Señor, ¿cómo podría no buscarte? ¡Te has revelado a mi alma de manera tan increíble! La has hecho prisionera de tu amor y no puede olvidarte. En efecto, de repente, por el Espíritu Santo, el alma reconoce al Señor; ¿quién puede describir este gozo y esta consolación? El Santo Espíritu actúa en el hombre todo entero, en su inteligencia, alma y cuerpo; de esta manera Dios es reconocido en la tierra tal como lo es en el cielo. El Señor, en su infinita bondad, me ha concedido esta gracia, a mí que soy un pecador, para que los hombres le conozcan y se vuelvan a Él.
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